"Un difícil compromiso entre arte y artesanía y una elaboración foránea e indirecta, debe reconocerse su gran aportación a la difusión de clichés iconográficos"
Juan David Díaz López impartirá la ponencia "La ciudad y la mirada del viajero. Galicia en las ilustraciones del Semanario Pintoresco Español (1836-1857) el martes 5 de abril.
El próximo martes, 5 de abril, Juan David Díaz López, licenciado en Historia del Arte y en Periodismo, actualmente miembro del departamento de Historia del Arte en la Universidad de Santiago de Compostela, impartirá la conferencia "La ciudad y la mirada del viajero. Galicia en las ilustraciones del Semanario Pintoresco Español, (1836-1857)". Actividad que tiene como objetivo describir, analizar y comparar las ilustraciones de tema gallego que se incluyen en las páginas del Semanario Pintoresco Español de manera que, para que el alumno pueda comprender la naturaleza de estas representaciones, tanto en sus aspectos formales como iconográficos.
Conferencia gratuita que emitirá en las modalidades presencial y online, y que requiere inscripción previa desde la plataforma de cursos de extensión universitaria de la UNED.
Juan David Díaz, participó en las actividades culturales que organiza el Centro Asociado en marzo de 2014, enmarcadas dentro del Ciclo de Cultura, con la conferencia "El edificio de viviendas y el nacimiento del hotel en Galicia en el último cuarto del siglo XIX".
Concede un adelanto del contenido de la ponencia del martes:
"En la difusión y popularización del arte de las vistas, juega un papel muy destacado la prensa ilustrada que florece en España en el segundo tercio del siglo XIX y, de manera especial, el Semanario Pintoresco Español (1836-1857), primera cabecera del país en recurrir a la xilografía para potenciar su aspecto gráfico. Aunque sus imágenes son producto de una elaboración artesanal, por veces ruda y carente de originalidad, ofrece la mayor colección de vistas de Galicia vinculada a una misma publicación con anterioridad a la difusión de la fotografía. De ahí que ofrecemos una ponencia centrada en los diferentes aspectos formales e iconográficos que caracterizan estas imágenes. En conjunto, son 49 ilustraciones sobre diversas poblaciones y lugares que no solo documentan el carácter tradicional y rústico de aquella Galicia, sino que también plasman los atributos de la mirada pintoresca que descubre nuestras ciudades como tema artístico.
La revista, fundada por R. Mesonero Romanos, emplea asiduamente el adjetivo “pintoresco”, y no solamente en su cabecera. Se trata de una palabra que tiene un sentido positivo, gratificante y evocador, directamente ligado con la pintura y con la mirada curiosa sobre el país.
Independientemente de que las ilustraciones que encontramos acusen en ocasiones ingenuidad o falta de originalidad, un difícil compromiso entre arte y artesanía y una elaboración foránea e indirecta, debe reconocerse su gran aportación a la difusión de clichés iconográficos que forman parte del bagaje con que se experimenta el territorio en las décadas posteriores. Hablamos de una clase de imágenes, las vistas de lugares, que eran un bien escaso pero preciado, pues gozaban de la fascinante capacidad de transportar a sus espectadores a lugares lejanos y maravillosos, que seguramente jamás esperaban poder visitar.
Así, las vistas de los rincones gallegos del Semanario, como las demás de España y del extranjero, tenían entre sus funciones la sugestión del viaje, la emancipación imaginaria del muchas veces forzoso lugar presente, y tal era la admiración que al principio causaban, que se toleraban sus carencias descriptivas. De hecho, pese a no incluirse en la sección específica denominada “viajes” –normalmente reservada para temas extranjeros–, las ciudades gallegas suelen aparecer en los textos ofreciéndose “a los ojos del viajero”, un viajero que quiere recordar lo que ve y por eso, muchas veces, se lo lleva dibujado. No hay que olvidar que el concepto de viaje, que se conecta con la creciente popularidad del turismo, es capital dentro de la estética pintoresca –tal y como la describe Gilpin– y lleva aparejada la idea de descubrimiento: el placer estético mediante la experiencia del mundo alrededor se produce con el desplazamiento, con la peregrinación a través del paisaje en busca de un hallazgo casi siempre fortuito".
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