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Entrevista a Alfredo Hidalgo Lavié

15 de febrero de 2023

El profesor de la Facultad de Derecho de la UNED, especializado en Trabajo Social y pionero en investigaciones relacionadas con la dependencia, comparte con nosotros sus impresiones sobre los efectos de la pandemia y sus iniciativas para tender puentes de conocimiento entre España e Israel, otra de sus líneas de trabajo académico, durante una reciente visita a la UNED A Coruña

D. Alfredo Hidalgo Lavié es doctor en Ciencias Políticas y Sociología y está vinculado a la UNED desde hace 15 años. Es coordinador del Máster Universitario de Trabajo Social, Estado del Bienestar y Metodologías de la Intervención social de la Facultad de Derecho de la UNED, una responsabilidad que asumió en diciembre de 2020 después de más de siete años como secretario académico de este mismo programa y una trayectoria académica previa en la E.U.A. de Trabajo Social, Relaciones Laborales y Turismo de la Universidad de Cádiz.

Durante su extensa y prolífica carrera ha publicado numerosos libros, convirtiéndose en referencia en áreas de investigación social como la dependencia, la tercera edad y la asistencia personal o, desde el punto de vista del trabajo social comparado, las políticas sociales y públicas de Israel. Recientemente ha estado en el Centro Asociado UNED A Coruña para presidir tribunales de exámenes durante la segunda semana de pruebas presenciales, y hemos conversado con él sobre sus principales líneas de investigación.

Dentro del Trabajo Social, ¿cuál es su línea de investigación principal?

Siempre me he interesado por la dependencia y, en particular, por la figura de los asistentes personales. Está feo decirlo, pero cuando publicamos el libro sobre la asistencia personal, el entonces presidente de la Asociación Española de Asistentes Personales me dijo que en España no se había publicado nada sobre este tema. Ésta es una figura que está muy contemplada en el resto de Europa. En España, a pesar de estar incluida en la cartera de servicios de la Ley de Dependencia de 2006, sigue siendo a día de hoy uno de los recursos menos utilizados por la ciudadanía y menos promovidos desde las administraciones autonómicas a excepción del País Vasco, que fue donde arrancó con fuerza. Aunque éste es mi ámbito de especialización principal, también realizo análisis comparado de cómo ha sido y cómo es el Trabajo Social como disciplina y profesión a lo largo de la historia y en el momento presente en varios países.

El servicio de asistencia personal es poco conocido, ¿nos podría explicar en qué consiste?

La ley establece claramente que se trata de una prestación económica con carácter finalista, es decir, que su destino es la contratación de un asistente personal profesional para atender a personas con diversidad funcional, intelectual y/o sensorial, y no solamente para el desempeño de las actividades de la vida diaria, como comer o vestirse, sino también de acompañamiento, relacionadas con el trabajo, las gestiones o la vida social. Éste es un recurso sumamente importante que es reivindicado por los propios colectivos afectados, por ejemplo por el movimiento de vida independiente. Según se establece en el contrato, el profesional se pone a disposición para el cumplimiento de la voluntad expresa del usuario.

En lo que respecta a la asistencia personal, ¿en qué situación está actualmente España, respecto a otros países europeos?

Desgraciadamente, esta figura no acaba de arrancar. Es cierto que ha habido una ligera evolución positiva, en el sentido de que ahora sí se aprecia que se condecen estas prestaciones económicas para algunos usuarios, pero en comparación al resto de recursos que se ofrecen es minoritario. Todavía queda un proceso de normalización. Es cierto que hay otros desafíos en paralelo que afectan, como el hecho de que exista una regulación laboral mucho más explícita y mejor desarrollada, que tenga en consideración las reivindicaciones de los asistentes personales, o la propia concienciación por parte de las personas dependientes. No hay que olvidar que tenemos un servicio que es parecido, aunque no tiene nada que ver –el servicio de ayuda a domicilio–, que eclipsa a la asistencia personal. El hecho de que la ayuda a domicilio sí esté regulada es otro elemento que impide un mayor despegue de la asistencia personal. Con todo, la Ley de Dependencia no se desarrolla si no existe una financiación sostenida, porque estamos hablando de recursos y prestaciónes. Es una prestación que en principio es cara, ya que una persona dependiente lo es las 24 horas del día. Como es lógico, el propio usuario, cuando solicita una prestación, hace sus propios cálculos porque sabe la limitación. El servicio de ayuda a domicilio, de hecho, tampoco abarca la totalidad de las necesidades que tiene la persona.

¿Cuáles son nuestros países de referencia en materia de servicios sociales?

En el amplio elenco de las políticas sociales públicas, los países escandinavos y nórdicos siempre han sido la referencia. Los servicios sociales comienzan a funcionar en las décadas de los años 60, 70 y 80, pero en España se desarrollan más tarde por las razones históricas que todos conocemos. Es cierto que se ha hecho un esfuerzo encomiable, pero realmente estamos en una situación de cola respecto a esos país. Estos modelos, no obstante, también han ido cambiando. Cuestiones como la gestión privada de recursos o de las colas que hay en la asistencia no son específicamente españolas, sino que también se observan en países como Finlandia, Noruega o Dinamarca. Todos estos países han emprendido hace tiempo un proceso de externalización de los servicios, pero hay que tener en cuenta que parten de un nivel de desarrollo mayor. En el análisis también hay que considerar las necesidades, no todos los países tienen ni el mismo volumen ni la misma intensidad de necesidades. A pesar de los cambios que ha experimentado el mundo nórdico, en general, sigue siendo un modelo de referencia. Con todo, insisto en que también ellos han experimentado un proceso de reestructuración de las políticas públicas. Los problemas de planificación y gestión de servicios sociales que tiene España son los mismos que los que tienen otros países.

Entre sus últimos libros se encuentra uno sobre la pandemia de Covid-19 titulado "Soledad, duelo, dolor y muerte en tiempos de pandemia: una perspectiva desde la profesión". ¿Qué retos nos ha dejado esta crisis sanitaria mundial?

El Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Derecho de la UNED decidió organizar el primer seminario internacional sobre la pandemia, y determinó que Francisco Javier Lorenzo Gil Sanz y yo organizáramos ese simposio y publicáramos luego esas ponencias.

En cuanto a los retos, ha producido mucha desazón ver cómo los sanitarios se convirtieron en los grandes protagonistas de la atención a los ciudadanos durante la pandemia y, una vez superada ésta, se hiciera nuevamente un streaptease del sistema sanitario y se vieran las deficiencias que tenemos. De ahí que exista un profundo malestar en todas las comunidades autónomas, con importantes y legítimas reivindicaciones de un personal sanitario que se encuentra sometido a un gran estrés, por ejemplo en los tiempos de atención a los pacientes. Se ha puesto en evidencia una insuficiencia de recursos económicos, humanos y materiales, y cuesta creerlo, habiendo pasado por esa experiencia terrible. Las residencias también fueron lúgubre protagonista durante la pandemia. Aquí existe un sector empresarial muchísimo más amplio que en torno a otros colectivos sociales, ya que en el denominado "oro blanco" se observan más oportunidades de negocio. Es legítimo siempre y cuando se garantice la calidad del servicio y las condiciones laborales de los profesionales. Esto también se ha puesto en evidencia. La pandemia ha permitido que la opinión pública tome más consciencia de los servicios sociales y del sistema sanitario público. Una vez superada, es obvio que esto forme parte de un debate profundo sobre estos dos pilares del estado del bienestar en España.

Otra de sus líneas de investigación está relacionada con Israel, ¿de dónde viene ese interés?

Siempre se ha creído que el evangelismo social cristiano ha sido la cuna del Trabajo Social como disciplina y profesión, pero eso no es así. Por supuesto que tenemos a Mary Richmond, pero en los orígenes del Trabajo Social encontramos importantes actores y aportaciones del mundo judío, como Alice Salomon y el mismo Abraham Flechner, que introdujo el debate sobre las categorías profesionales. Desde el punto de vista del Trabajo Social, mi interés por el mundo judío está totalmente justificado.

En particular con Israel, tengo otra línea de trabajo que busca dar a conocer la realidad israelí que no se conoce. Este país siempre aparece en los medios de comunicación por el conflicto palestino-israelí, que acapara todo el protagonismo. Colaboro desde hace 16 o 17 años con la Embajada de Israel y el Centro Sefarad-Israel, conmemorando el aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre España e Israel. Cada cinco años editamos un libro con temas de actualidad que suelen ser eclipsados por el conflicto, como análisis del sistema democrático, el desarrollo económico, los increíbles avances en medicina, la innovación tecnológica, la gestión interna de la diversidad,... El año pasado hice un libro diferente a los anteriores, menos academicista, que se llama "Testimonios personales" y pone de relieve a todas esas personas que han contribuido en el puente de conocimiento entre ambos países. Contó con la participación de personas de reconocido prestigio internacional, como la cantante Noa y el diplomático Shlomo Ben Ami, así como de personas menos conocidas, incluso de ámbitos como los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y el arte, en especial del flamenco.

¿En qué proyectos editoriales está trabajando actualmente?

Con motivo del 50º aniversario de la UNED, el año pasado organicé el simposio "Seguridad y Derecho Internacional: el papel de los profesionales del Trabajo Social en zonas de conflicto" en la Facultad de Derecho. Este seminario tuvo varias particularidades. Por una parte, participaron diferentes embajadores, como los de Israel, Armenia, República Checa, Bosnia-Herzegovina o Finlandia, para tratar la situación geopolítica. Por otra parte, también contó con la participación de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y diferentes especialistas en derecho internacional humanitario, así como con la colaboración de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social. Hubo un momento muy especial con testimonios personales en directo de trabajadores sociales en Ucrania. Producto de este simposio, ahora estamos con el proceso de publicación de esas ponencias. Será un testimonio impreso muy bonito. En unos meses estará listo.

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