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“Hoy se piensa demasiado en la tecnología como respuesta a problemas y demasiado poco en ella como algo que demanda una respuesta”

20 de marzo de 2014

Benito Arbaizar Gil, doctor en Filosofía, durante su charla "El universo está escrito en lenguaje matemático".

Benito Arbaizar Gil es doctor en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela, con una tesis sobre la interpretación matemática del mundo en Descartes, además de autor de tres libros, profesor de secundaria y tutor de la UNED. Ha impartido hace unos días la cuarta charla del ciclo "Las frases de los filósofos", que se desarrolla en el centro asociado UNED de Coruña de febrero a mayo de 2014. Su charla partía de la frase “El universo está escrito en lenguaje matemático” de Galileo.

Han asistido veinticuatro personas y la actividad se ha podido seguir gratuitamente por streaming.

P. Enhorabuena por su charla, donde ha presentado una panorámica muy completa de la mentalidad renacentista sobre la naturaleza a partir de la frase "El universo está escrito en lenguaje matemático " de Galileo.

R. Esta frase ha sido elegida como cifra y compendio de lo que hay detrás de la llamada Revolución Copernicana, entendida como el proceso que se inicia como una revolución astronómica y termina estableciendo en Newton el paradigma de la física matemática clásica.

P. Por lo que ha contado, el pensamiento escolástico y la magia eran dos formas de abordar la naturaleza contra las cuales se tuvo que definir a sí misma esa nueva ciencia que promovía Galileo.

R. No hay separación magia-ciencia dentro del paradigma hermético, en el que se encuadra buena parte del pensamiento renacentista y la obra de autores emblemáticos como Giordano Bruno o Paracelso.

Por otro lado, dentro de la escolástica aristotélica no había sitio para una física matemática. Desde la perspectiva de dicha escolástica, física y matemática eran dos ciencias diferentes entregadas a objetos diferentes: la primera al estudio del ser móvil, la segunda a entidades abstractas e inmóviles. Ambas eran para la escolástica aristotélica agua y aceite. Buena parte de la Revolución Copernicana consistió en mostrar cómo los números, que supuestamente son entes inmóviles, dan cuenta del movimiento. Así lo hizo Galileo con la ley de caída de los graves, Kepler con las leyes del movimiento planetario o Newton y Leibniz con el desarrollo del cálculo.

P. Si el saber de los escolásticos se identificaba con la contemplación y el de los magos con el poder, ¿cómo se configura el saber de los nuevos filósofos naturales?

R. La importancia de la magia en el Renacimiento es síntoma de una época, el Renacimiento, donde el hombre, frente a la orientación trasmundana del período cristiano, tiene sed de mundo y busca una saber de carácter no meramente contemplativo, sino pragmático. La magia, en consonancia con esa nueva avidez mundana, ofrecía un saber inseparable de un poder. Ese afán de dominio se transfiere al pensamiento moderno y es fundacional del mismo.

Tanto Francis Bacon como Descartes nos prometen una ciencia que nos hará dueños de la naturaleza. La diferencia entre la ciencia moderna y la magia es que, mientras que en la primera ese afán de dominio se realiza a través de un lenguaje denotativo que permite un control matemático riguroso de los términos empleados, la magia se vertebra a través de una lógica analógica en donde la relaciones y significados se multiplican indefinidamente en una semiosis incontrolable. La magia es un lenguaje de la connotación, y la ciencia moderna se establecerá como un lenguaje de la denotación matemática pura.

P. Ha habido al término de su charla un animado debate. Las intervenciones fueron variadas, pero tenían en común un cierto tono de desconfianza hacia el mal uso de la técnica moderna. ¿Lo ve justificado?

R. Fue Heidegger, bien conocido por haber señalado el modo en el que el mundo técnico amenaza la existencia, quien dijo que sería necio y miope arremeter contra la técnica. En mi opinión, sería tan necio arremeter contra la técnica como abrazarla como si de un nuevo becerro de oro se tratase. La técnica nos ha abierto posibilidades asombrosas y creo que todos deberíamos sentir una profunda gratitud por aquellos que han hecho y siguen haciendo avanzar la técnica. Lo que no debemos de olvidar es que la técnica es más un reto y una pregunta que una respuesta. Creo que hoy se piensa demasiado en la tecnología como respuesta a nuestros problemas y demasiado poco en ella como responsabilidad, esto es, como algo que demanda una respuesta de nosotros.

Si convenimos en señalar que el hombre es “pro-yecto”, la técnica es hoy en día el ahí de nuestro ser, el lugar en donde nos movemos, vivimos y somos. En la medida en que queramos saltar hacia un futuro sólo lo podremos hacer desde ese suelo en el que estamos “yectos” o yacemos, esto es, sólo lo podemos hacer desde el escenario tecnológico que habitamos. Pero una cosa es vivir la era técnica y otra bien distinta padecerla. El mal uso al que se hace referencia en la pregunta sería, en todo caso, un uso irresponsable de la técnica, un proceso en virtud del cual, la existencia humana es tecnocráticamente usada, amputada a mero cómputo, en vez de ser activamente vivida como interrogante que demanda una respuesta humana.

Texto e imagen: Julio Ostalé García. Profesor tutor del Centro Asociado UNED-A Coruña y director del ciclo de Filosofía, "Las frases de los filósofos.

Página web de la charla.

Educación, 3 15011 A Coruña - (A Coruña). Tel. 981 14 50 51 info@a-coruna.uned.es