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Campus UNED

"Estar matriculada en esta carrera, supone el primer paso para cumplir mis expectativas, para ser lo que quiero ser. A pesar de las trabas económicas, laborales o personales"

26 de marzo de 2014

María Jesús Malca, alumna de Derecho en el Centro Asociado y ejemplo de constancia, trabajo y esfuerzo.

"Siempre huyendo de mi temor a las Matemáticas. En la ESO escogía optativas como Música, Ética, Cultura Clásica... Y finalmente me decanté por el Bachillerato de Humanidades, Latín y Griego, en el IES Sofía Casanova, en Ferrol. Me encantaba la Historia del Arte, las Lenguas Clásicas, a pesar de que mucha gente, profesores y familiares discrepaban conmigo en hacer este Bachiller que me limitaría muchísimo a la hora de escoger una carrera universitaria. Lo hice y me gustó muchísimo.

Cuando llegó el momento de selectividad nadie entendía mi elección de carrera; el orientador me decía que no existía Criminología, mi madre me decía que hiciera Derecho, algunos que hiciera Relaciones Públicas, Periodismo, Psicología... Me informé y contacté con gente que estaba estudiando Criminología y allá me fui. Era lo que quería hacer. Al ser un título propio, está fuera del ámbito de las becas y la situación económica de mi familia no se podía permitir pagar ni la matrícula ni una vida en Santiago de Compostela para que yo pudiera estudiar.

No dudé en buscar trabajo mientras me examinaba para las pruebas de acceso.

Sin ningún tipo de experiencia profesional, empecé a entregar mi currículum a todas las tiendas habidas y por haber o en las páginas online de ofertas de empleo. Un buen día me llamaron de Decatlhon. Trabajar era condición sine qua non para poder estudiar lo que yo quería. Tras mil entrevistas y pruebas conseguí el empleo, pero a la vez me ofrecieron trabajar en Zara, cubriendo bajas y vacaciones o momentos de refuerzo. Me decanté por la segunda, y empecé a trabajar el verano antes a empezar la carrera.

No pude vivir la vida universitaria que todos quieren al empezar la universidad, pero viví una diferente que me enseñó muchas cosas que me valdrán para siempre. Iba a clases martes y jueves por la tarde durante el primer curso, y trabajaba de lunes a sábado durante las tardes, excepto esos dos días gracias a unas jefas muy comprensivas.

Cuando mis contratos se iban terminando, iban saliendo otros en diferentes tiendas de la misma empresa, para ir cubriendo puestos eventuales. Pero con la acentuación de la crisis, eso se fue terminando así que acepté un trabajo que llevaba tiempo guardado de plan B: la noche. Empecé a trabajar en pubs de Ferrol y Narón. Cuando surgía un hueco en la tienda combinaba ambos trabajos y estudiar.

Los estudios los fui arrastrando, estaba cansada, perdía las ganas, estaba preocupada por trabajar para poder estudiar. Y lo uno, no me permitía lo otro.

Criminología duraba 3 cursos, y yo lo conseguí finalizar al cuarto, en el 2013. Me costó muchas horas de trabajo y sacrificios mientras mis amigos salían, se divertían y viajaban. Pero lo conseguí. Muchas veces no tenía como ir a Santiago a las clases, otras no podría ir a exámenes por el trabajo, pero siempre tuve manos que me ayudaron. Todo esto mientras vivía coyuntura familiar difícil. Supuso un cóctel muy complicado para estudiar; perdía más el tiempo en preocupaciones que en los manuales de Criminología. Muchas veces pienso, en que si hubiese tenido las facilidades de las titulaciones normales, becas, ayudas de transporte, hubiese sacado mejor la carrera y no a trompicones.

Algunos profesores de la Universidad me decían: "¿por qué no haces este curso? Te vendrá bien para el curriculum”. Hablaban de cursos de mil y dos mil euros, que yo ni soñaba con poder hacerlos. Ir a Santiago cada día me suponía un gasto de unos 30 euros. Dos días a la semana, y tres, algún año. Vivir allí sería sumarle gastos de manutención que no podía asumir con los mini jobs que iba teniendo.

Poco a poco me fui forjando un currículum que nada tiene que ver con mis estudios, pero sí me ayudó a encontrar mi trabajo actual. Dependienta en C&A Modas, una tienda de nueva apertura en Parque Ferrol. Pruebas psicotécnicas, test de personalidad y entrevista personal. Por fin conseguí un puesto en el equipo. Montamos la tienda, hicimos formación y aquí sigo, trabajando.

Encontrar este trabajo supuso mi empujón hacia la UNED.

Después de la paliza de 4 años entre pubs, tiendas, viajes a Santiago y estudios, me dije a mi misma: “ahora quiero estudiar Derecho” Era un gusanillo que me picó durante mis anteriores estudios en los que la base, es el Derecho Penal. Nadie lo entendía: “estás loca” “¡iba a ser yo!” Pero mi respuesta siempre fue: “si por mi fuera, estudiaría aún más". Me gusta aprender.

Mi primer contacto con la UNED fue aproximadamente con seis años. Cuando mi madre intentó estudiar Derecho a distancia, con tres hijas y ella sola. Trajo a casa un libro que aún conservo “Introducción al Derecho” que yo leía con ella. Siempre me lo recuerda. Por aquel entonces ya me gustaba conocer el significado de algún latinajo, y cuando decidí estudiar, me lo regaló.

Me preocupaba un poco el precio de la matrícula, pero la opción de no tener que matricularme en todas las asignaturas, y de poder solicitar una beca, me animó aún más.

El mayor motivo que me empujó a seguir estudiando son las ganas de formarme, de adquirir conocimientos a mayores, para completar Criminología. Cuando pregunté al director de esta titulación en Santiago si con su superación podía acceder a la carrera de Derecho en la USC. me dijo que no, por su condición de título propio. Me pareció injusto y a la vez nada sorprendente, pues siempre nos pusieron todo tipo de trabas para hacer oficial la carrera.

Con este nuevo empleo y el contrato de larga duración, me animé a conocer mejor como se realizan las tutorías, exámenes y cursos en la UNED. Saber que lo podría compaginar con el trabajo, me ayudó a decidirme.

Estar matriculada en esta carrera, supone el primer paso para cumplir mis expectativas, para ser lo que quiero ser a pesar de las trabas económicas, laborales o personales. Significa superarme una vez más y la satisfacción de estar aprendiendo todo el tiempo.

A pesar de que para mi actual trabajo no es positivo; las posibilidades de crecer en esta empresa no existen, y nada tienen que ver con el Derecho, pero este trabajo es un medio para poder seguir aprendiendo, estudiando y conseguir lo que espero de esta carrera: los conocimientos necesarios y las bases para un posible empleo ámbitos jurídicos y criminológicos.

Superar estos estudios me abriría un abanico de posibilidades en lo laboral; sumando ambas titulaciones puedo postular a oposiciones de tipo ejecutivo, optar a un Máster o bien a trabajar en empresas empleando todos los conocimientos adquiridos. Un trabajo que se corresponda con el esfuerzo de mis estudios y de todo el sacrificio realizado a través de trabajos diferentes. Mi vida puede mejorar en muchos sentidos: en la satisfacción personal de haber conseguido mis metas, en obtener un puesto de trabajo acorde con mi formación académica, y quien sabe, en un puesto que me permita la continuación de estudios permitiéndome realizar un Máster.

Los sacrificios que me supone mi triple vida, son muchos. Tengo 23 años, y llevo “estas vidas” desde los 18 años.

Me he perdido muchas fiestas, viajes de fin de curso, haber ahorrado con el esfuerzo en los trabajos que he tenido. Veranos sin playa -es una de mis pasiones-, comidas familiares o sacrificios que afectaban a mi estado de ánimo, que fue el que más me ha pesado: días de tristeza, de querer abandonar y conformarme con trabajar como hasta ahora. Días de mal humor y de desgana.

En lo económico el haber trabajado tantísimo y no haber podido ahorrar me ha supuesto priorizar en detrimento de viajar, de comprarme un coche frente a los gastos de mi casa, comida, facturas y estudios.

Sin duda todos estos esfuerzos, valen la pena y no me arrepiento nunca de lo que hago.

Un profesor de griego, que me apoyó muchísimo desde la secundaria me dijo una vez : “χάληπά τα καλά” (Jalepá tá kalá) y me lo dijo apropósito de la situación que se me avecinaba al dejar el instituto. "Lo difícil, es hermoso". Esa frase significa el sacrificio que hay que hacer para conseguir las cosas que valen la pena en la vida, todo aquello que es bonito.

Por cierto, me tatué esa frase.

Mi entorno tiene opiniones diversas de todo esto, pero la mayoría me animan y me apoyan. Mi madre siempre me exigió el doscientos por cien durante mis estudios de secundaria, pero ahora me apoya, dice que con calma y constancia -es mi madre- puedo con cualquier cosa, sin flaquear. A mis hermanas todo esto les resulta indiferente. Mi pareja me apoya el cien por cien.

Mis amigos más de lo mismo. Siempre dicen: “estás loca”, “no sabemos como tienes ganas” pero sin dejar de darme su apoyo. Y siempre hay quien no entiende el porqué de querer estudiar, lo ven una obligación y no entienden que para mi sea una elección. En el trabajo mis compañeras también me apoya, sin entender muy bien qué me lleva a este punto.

Desde que empecé, poco a poco voy descubriendo más sobre la plataforma de la UNED, he realizado mi primer curso, que también daba la opción de poderse hacer por streaming. Con esto descubrí un mundo nuevo, cursos con precios asequibles, a distancia o presenciales, al alcance de mi mano y con temas interesantes, útiles y muy diversos. Hasta el momento solo había encontrado trabas, papeleos y la necesidad de tener dinero, dinero y dinero para poder hacer un curso. Me parece fácil de usar y muy útil, lo mismo con la forma de colgar el material de estudio de cada asignatura.

En cuanto a los logros; superar alguna asignatura es una alegría tan grande como una gran satisfacción. Respirar y decir: “bien, lo conseguí”, significa motivarte para hacerlo con las siguientes asignaturas. Es una inyección de energía para seguir trabajando esforzándome cada vez más.

Una vez finalice la carrera me veo trabajando de “lo mío”, como se suele decir. Trabajando como hasta ahora, con ganas y esfuerzo, aprendiendo todo lo que pueda, y no descarto la idea de seguir estudiando, porque me gusta. La UNED es una puerta abierta a ello para personas con unas circunstancias como las mías. El esfuerzo y trabajo es la clave de todo, estoy segura de ello.

Aunque la coyuntura económica del país no esté favoreciendo al empleo, no pierdo las ganas de mejorar.

¿Qué me diferencia del resto de los alumnos? La responsabilidad, la constancia y el esfuerzo realizado desde los 18 años hasta mis actuales 23. Sin haber perdido las ganas de seguir y seguir estudiando.

No es muy común gente tan joven que haya compaginado estudios y varios trabajos –he llegado a simultanear tres-. Perseverancia, esfuerzo y responsabilidad.

Me tocó madurar de una manera diferente, y no he perdido las ganas de trabajar y estudiar a la vez".

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