Mapa web
Youtube
Instagram
Campus UNED

Teixeiro sigue el programa previsto

3 de julio de 2014

Medicina forense en torno a la salud mental y el delito junto al cine carcelario, fueron dos de las ponencias en el ecuador del curso.

Berta Rodríguez, médico forense y jefa de sección de clínica en la Subdirección territorial de A Coruña comenzó esta mañana la primera sesión de este segundo día de Curso con la ponencia: “La perspectiva médico forense de la salud mental y el delito”. Rodríguez arrancó su presentación definiendo y acotando el término imputación, como concepto jurídico que, tratándose del caso de estudio de este curso, no equivale al uso vulgar de la palabra, sino que adquiere otra dimensión. Junto al concepto de imputación se suma el de delito, en referencia al modo de la conducta humana. Concepto de culpa, bien por dolo, como intención clara de daño, o culpa, en alusión a si se hace intencionalmente pero no se busca el resultado.

La ponente acercó, de forma detallada a los presentes, la terminología habitual que en el ejercicio de sus funciones, se sobrepone al contexto semántico al que hace referencia, siempre dentro de su marco normativo.

Una vez referidos los conceptos anteriores, continuó la ponencia haciendo referencia a los artículos 20 y 21 del Código Penal, en el primer caso limitando los casos de exención de responsabilidad criminal y en el segundo a las circunstancias atenuantes. Para ello precisó los elementos de carácter médico en la responsabilidad penal, así como el concepto de anomalía, donde la referencia, en un primer momento era a un trastorno, enajenación, o una situación fuera de sí, y que actualmente alude a una alteración psíquica y esta debe reunir unas características que incapaciten para el desarrollo normal. Anomalías extrañas a la personalidad de la gente; psicosis, demencias, ... y las no extrañas a la personalidad del sujeto, ya aparecen durante el desarrollo del sujeto, v. gr. trastornos de la personalidad. Criterios de análisis de la alteración mental: cualitativo, cuantitativo y cronológico, más que el nombre técnico o etiqueta de la dolencia. Trastorno mental transitorio, definición, requisitos y su origen.

Uno de los momentos álgidos de esta sesión, fue cuando Berta Rodríguez describió el proceso de intervención pericial del médico forense; su organización, funciones, y respondió a la pregunta obligada: ¿cómo actúa el médico forense? Abordó la sistemática de examen psiquiátrico del autor de un hecho, y, en torno a esto, mencionó que el mejor momento para este análisis; siempre era el más próximo al momento del hecho. Uno de los defectos - comentaba Rodríguez- está en que esta solicitud se permite hacer una semana o diez días antes del juicio oral, y no es conveniente dejar pasar tiempo para no desvirtuar el recuerdo genuino inicial, una vez descartada claramente, la simulación.

En la última parte de esta primera exposición se habló de establecer el motivo de consulta en el tiempo y en los hechos bajo el binomio delito-delincuente, así como de la exploración psicopatológica; entrevista semiestructurada: abierta pero guiada. Exámenes y datos complementarios hasta llegar a las conclusiones médico forense.

Más allá de los obligados datos técnicos y legales, esta ponencia acercó sin reservas la labor de un médico forense y su intervención a todos los presentes.

Vicente Pérez Fernández, profesor contratado Doctor del Departamento de Psicología Básica UNED, se encargó de abordar, desde una posición más lúdica, el tratamiento de la prisión en el cine. Su ponencia trataba de "La Psicología vista desde el cine" y en pleno ecuador del curso, puso la mirada en una temática tan interesante como oportuna dentro del eje temático de esta actividad.

En palabras de Pérez, el cine carcelario se remonta hacia 1929 donde la prisión está presente de manera recurrente. Es en los años 30 cuando ya empiezarían a proliferar los dramas carcelarios, con intención de mostrar el efecto del ingreso desde una mirada crítica. Dentro de los subgéneros como clasificación topográfica, centrada en características física o funcional, bajo un para qué sirve o para qué se hace. No obstante los géneros son permeables y un mismo film puede tener características de distintos géneros.

Como subgénero, está el deporte. En la mayor parte de las ocasiones, y haciendo referencia al tema que nos ocupa, un buen ejemplo es el boxeo. Tiene las mismas características que otro subgénero pero dentro del contexto carcelario. Otro subgénero: la acción, con héroes del momento, la ciencia ficción también tiene algunos ejemplos en el cine carcelario, el fantaterror o incluso el enfoque erótico. Otro subgénero es el “basado en hechos reales” con múltiples ejemplos desde los años 50. Y los experimentos “psicológicos”, presente en las cintas: “El experimento de Alcatraz” y “El experimento” del año 2001, esta última con una reciente versión norteamericana en el 2010, un film también próximo en el tiempo y que referencia estos experimentos es “Shutter Island” del año 2010.

Ya entrados en la segunda parte de su presentación, Vicente Pérez habló de la Psicología vista desde el cine y su estrecha relación, no en vano ambas nacieron a la vez, a finales del siglo XIX. El cine modificaría la imagen que de la Psicología, tiene el público en general, fuertemente influenciado por este tema. En realidad -explicaba Pérez- los que aparecen en pantalla son psicoterapeutas, especialistas en Psicología clínica, como en algunas cintas de Woody Allen. “Algo va a cambiar tu vida” del año 1999, representaría un ejemplo paradigmático de esta cuestión. Se establecen de forma explícita, algunos estereotipos; el psicólogo es un sujeto problemático, complejo y con muchísima vida interior, se trataría de profesionales que no saben guardar el secreto profesional (con otros compañeros y otros clientes), en ocasiones se comportan como el doctor-amor, por lo que los psicoanalistas lo llaman “transferencia”: el cliente genera un vínculo emocional con el terapeuta, y como último estereotipo está el sentir de que cualquiera puede ser terapeuta, solo hace falta tener “sentido común o saber escuchar.” Sobre esto Benjuemea en el año 2000, hizo una clasificación de las fases en la consideración cinematográfica: fase de ambigüedad, fase de exaltación positiva, fase crítica, fase de la Psicología heroína o fase de los psicólogos fantasmas.

Vicente Pérez habló de la imagen del trastorno y formulaba la siguiente pregunta al aforo: ¿qué es un trastorno psicológico? Una pregunta compleja, sin duda. Para tratar de dar respuesta a esta cuestión, explicó que hay una tendencia a general de la Ciencia a la clasificación a las taxonomías, a generar etiqueta y, simultáneamente hay una necesidad de acuerdos en torno a contenidos y a instrumentos y metodologías de diagnóstico así como la necesidad de determinar responsabilidades. Por lo tanto aparece la CIE y la DSM, que siguen un modelo médico basado en el síntoma-enfermedad para abordar esta necesaria clasificación. Este escenario propiciaría un clima de críticas conceptuales: concepto de enfermedad mental, trastorno mental, trastorno psicológico, conducta desadaptativa o conductas problemáticas. Esto plantearía la carga teórica de la definición funcional vs. a definición topográfica, que implicaba un necesario posicionamiento.

¿Qué tiene que decir la Psicología en torno a esto?

La Psicología -explicaba Vicente Pérez- es una ciencia joven, incluso se puede decir que se encuentra en una fase multiparadigmática, según muchos autores; coexisten enfoques diferentes tanto el propio léxico sobre el tema, como en el objeto de estudio y cómo se va a estudiar. Es decir, cada profesional responde de forma diferente ya que sigue una “escuela” diferente: psicoanalistas, psicólogos conductistas o analistas del comportamiento, por ejemplo.

En la tercera y útima parte el ponente analizó algunos de los estereotipos en el contexto cinematográfico, estereotipos que describirían algunos trastornos: el villano psicópata: como representación del cliché o estereotipo fácilmente reconocible en los films. El adicto escapista: persona con dependencia a las sustancias, este cliché suele estar bastante bien representado en el cine. Esta adicción presenta dos tipos de conducta refleja, más automática y operante, que está reforzada negativamente o positivamente. En este caso, el consumo de sustancias se relacionaría a una conducta operante, reforzada negativamente: “me drogo para escapar, para evadirme”.

Otro estereotipo muy habitual: el autista con superpoderes, un ejemplo lo tenemos en la película “Rayman”. El esquizofrénico y sus alucinaciones, probablemente sea uno de los trastornos peor representado en el cine, en general, dos películas que hacen referencia a él: “Doce monos” o “Una mente maravillosa”.

En conclusión, hay muchas películas que muestran el efectos del encarcelamiento, las actitudes y los ánimos de los presos. En algunos casos más acierto que en otros, sin duda.

Imagen principal: ponente Vicente Pérez.

Imagen: Vicente Pérez, ponente, Antonio Viedma, director del Curso de Verano y Ángeles Amor, coordinadora de la actividad.

image2
Educación, 3 15011 A Coruña - (A Coruña). Tel. 981 14 50 51 info@a-coruna.uned.es